lunes, 11 de mayo de 2015

VERSOS DANTESCOS





                     I- EL PEDESTAL VACÍO   

      Hijo, ya puedes ver el corto aliento, de los bienes fiados a                                    
      Fortuna, por lo que así se enzarzan lo que así se enzarzan los         
      humanos.

      Divina Comedia, canto VI


                               I

      Perseguí vanidades, privilegios brillantes.
      Acumulé riquezas, ilusiones fugaces,
      que a menudo confunden
      los gélidos inviernos y veranos letales,
      con bellas primaveras
      que se esfuman volátiles.

      Tú lo sabías desde siempre,
      ahí estabas para acompañar mis ansias
      y yo no te veía.
      ¡Qué cegada se encontraba mi alma!


II

¡Qué afán por conquistar seguridades firmes,
convicciones, respuestas, 
que abriguen nuestras almas!

Como una danza de sílfides aladas
fuimos tejiendo engañosos sueños,
puntada tras puntada,
soñando con eternidades de alboradas.

¡Qué derrota más dura
sufrimos hacia el alba
cuando la clara luz 
solo alumbró la nada! 



III

Anuncios chispeantes, seductores,
el claxon estridente de los coches,
todo en mí fue un latido.
Música fugaz que me arrastró
al más engañoso paraíso.

Defiéndeme del viento de  las cumbres,
ráfagas de hielo y soledad,
que convierten en estatuas
las almas que sueñan escapar.



IV

Quiero sentirte mío, dolor desnudo,
quiero que vuelvas a morder 
cual lobo fiero.

Así cuando te sienta,
sabré que estás ahí
escondido en el sueño.

¡Qué bello será entonces despertar
lejos de las sombras y del miedo!






II- MAR DE CONFUSIONES

Llegué a un lugar de todas luces mudo, que mugía cual mar en la tormenta si los vientos contrarios la combaten.

Divina Comedia, canto V


I

La noche es mi aliada
en ella descifro el lenguaje de los sueños
que quedaron perdidos en la almohada.

El día es la gran duda 
que amenaza al mundo y al amor.

Necesito la noche para dormir de nuevo,
cabalgando en el sueño
en veloces corceles 
que me lleven muy lejos,
que me asciendan y eleven
en su saltar frenético.



II

El devorador de horas 
mueve sus fauces impasible,
todo pasa por él, 
todo lo decide.

A tientas, como un trovador ciego,
voy golpeando con mi báculo,
tal vez hacia el ocaso.

¿Quién te impide pronunciar mi nombre?
No temas,
que no me agarraré a tu sombra
desgarrándola,
solo rozaré la punta de tu abrigo
y será  suficiente,
roce salvífico, para librarme
de las recias lluvias del invierno.



III


¿Me acompañarás en mi descenso?
deseperadamente nado,
por el cauce de los ríos 
que fluyen violentos.

Aférrate  mi cuerpo
 y no me dejes caer.
Juntos en el vacío
llenaremos el aire.





III

LA LUZ DEL AMOR

Yo Beatriz, soy quien te hace caminar, vengo del sitio al que volver deseo, amor me mueve,amor me lleva a hablarte.

Divina Comedia, canto II



I

La luz quiere acampar entre nosotros,
viene a ahuyentar ocultos miedos.
Abre tu corazón de par en par,
deja que alumbre tu interior,
verás como se funde el frío hielo.

La luz está llegando a nuestras vidas,
abre los ojos sin temor a las tinieblas.
¡La oscuridad ha sido ya vencida!

La luz llegó ligera a mi posada
solo fue una mirada enamorada,
la que hizo que todo  en mí cambiara. 




II

Sonaron trompetas de cuernos ancestrales,
convocando al festejo
y todo emergió de nuevo,
haciéndose presencia que avasalla.

Fue entonces cuando la verdad,
descendió de la altura,
todo se hizo luz, claridad,
pura belleza.

Anémonas dulcísimas
esculpieron las dunas del desierto,
oasis de buganvilias
florecieron en la arena despiadada.





III

Desde las cimas severas
desciende tu voz
atravesando selvas sedientas.

Palomas son tus manos
mensajeras de luz,
tangibles caricias
sellaron tu alianza.

Por ti,
renazco más fuerte
en cada batalla.


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